Después del conflicto, el Acuerdo de Paz generó un cambio en el Sur del Tolima. Los caficultores hoy sienten una confianza por volver a sus territorios, las condiciones de seguridad son favorables y los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial se encuentran en marcha.

Entre el 8 y 9 de noviembre estuvimos en esta región junto a congresistas de diferentes partidos políticos. Ahí, escuchamos las voces de líderes, campesinos, reincorporados, autoridades locales, víctimas y organizaciones que dieron a conocer los avances y retrasos frente a la implementación.

“Esperamos que en las ayudas del Gobierno Nacional se tengan en cuenta nuestros proyectos, que son tan importantes para Planadas. Yo vivo enamorado de Planadas, tiene las mejores tierras, los mejores climas, todo lo bonito lo tiene Planadas” – dijo uno de los campesinos de la comunidad en nuestro primer encuentro, que además expresó que el sueño de los productores del territorio es que ellos mismos puedan exportar el café.

“Desde Bogotá, se mira todo desde el papel. Nosotros vemos aquí todo desde el barro”

– Comunidad de Planadas.

Hacer un seguimiento a los proyectos que han surgido en el territorio es esencial para avanzar en la implementación del Acuerdo. Entre las voces de la comunidad, escuchamos que la inversión hacia al campo es el camino para construir la paz.

“Para que haya paz debe haber una inversión social” – menciona Maria Santos, de la Asociación Café del Macizo – “Queremos un comercio justo, porque si no lo tenemos no iremos a ningún lado”.

Después del conflicto, el Acuerdo de Paz generó un cambio en el Sur del Tolima. Los caficultores hoy sienten una confianza por volver a sus territorios, las condiciones de seguridad son favorables y los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial se encuentran en marcha.Durante la visita, percibimos que las personas que vivieron la guerra, hoy se han dado cuenta que el proceso de paz es un impulso para que haya desarrollo económico y social. Sin embargo son varias las problemáticas que aún persisten en el Sur del Tolima, una de ellas las menciona Juan Diego Alvárez, de Cafisur del Tolima.

“Las vías terciarias son precarias, esto debido que durante años hubo un abandono estatal” – manifestó Juan Diego Alvárez, Cafisur del Tolima – “Nosotros esperamos que las instituciones confíen en lo que hacemos nosotros. Cuando uno habla con los caficultores, se siente algo de incertidumbre pero optimismo acerca de lo que pasará.”

Además, expresa que los campesinos están esperanzados porque habrá desarrollo, una mejora en la calidad de vida, en la inversión social y un incremento de la presencia del Estado.

Por otro lado, según la Fundación Ideas para la Paz (FIP) en esta región viven 203.000 víctimas, a las que aún no se les cumple con las indemnizaciones estipuladas por la ley y no cuentan con acompañamiento institucional en su proceso de restitución.

“Es determinante que se prorrogue la ley de víctimas y priorizar la reparación colectiva” Juanita Goebertus, Representante a la Cámara del Partido Verde.

En nuestra visita también estuvimos en el ETCR “El Oso”. Según la FIP,  ahí viven 130 excombatientes y aún no se encuentra terminado. La reincorporación se encuentra en riesgo, puesto que existen desconfianzas y las demoras en la aprobación de los proyectos productivos son altas.

 De lo positivo, pudimos escuchar que han avanzado en un proyecto de cría de cerdos y gallinas. Además, uno de los líderes del ETCR, al ver a congresistas de distintos partidos, incluido el Centro Democrático, manifestó que es posible formar acuerdos desde todos los colores políticos para avanzar en la construcción de paz.

Queremos finalizar esta visita con la frase que mencionó un campesino que se encontraba en el Espacio de Reincorporación: 

“Soy un campesino de toda la vida, trabajador del campo, que vivió en medio de una guerra, y nunca queremos volver a saber de ella. El proceso de paz es la mejor riqueza que el Gobierno y la exguerrilla han podido firmar, la paz es sobre todo”.